"Parece que lo que no se nombra es inexistente" Eso me dijo José Emilio Pacheco. Es cierto. Una función de la mente que es la memoria, se olvida de los días que no escribimos. Su existencia fuera de las palabras es tan volátil como su transcurso.
Pero quizá encuentre excepciones, como siempre las hay, de que haya personas que sí recuerden lo que han hecho todos los días y no precisamente sea por contar con un diario o un cuaderno de bitácora. Eso pudiera ocurrir por dos razones: Porque tiene una memoria extraordinariamente privilegiada, o sencillamente porque hace casi exactamente la misma rutina de siempre desde hace muchos años.
RECUERDO un poema de Pacheco que habla de la pérdida de los recuerdos; del desvanecimiento de los días como reminiscencias. Y Silvio Rodríguez canta que hay hombres que se convierten en palabras, creo que esta afirmación significa que la existencia de algunos individuos TRASCIENDE por el lenguaje; otras personas escriben sobre ellos o ellas como consecuencia de la gran impronta que dejó su SER en una sociedad por sus ACTOS o PALABRAS . Dice: "Hombres", "sangre", "historia", "TODO se convierte en palabras"... Todo lo que se ha destruido o lo que ya no está se legitima por el lenguaje, aunque en este caso sólo se ejemplifique el lenguaje verbal.
Pero quizá encuentre excepciones, como siempre las hay, de que haya personas que sí recuerden lo que han hecho todos los días y no precisamente sea por contar con un diario o un cuaderno de bitácora. Eso pudiera ocurrir por dos razones: Porque tiene una memoria extraordinariamente privilegiada, o sencillamente porque hace casi exactamente la misma rutina de siempre desde hace muchos años.
RECUERDO un poema de Pacheco que habla de la pérdida de los recuerdos; del desvanecimiento de los días como reminiscencias. Y Silvio Rodríguez canta que hay hombres que se convierten en palabras, creo que esta afirmación significa que la existencia de algunos individuos TRASCIENDE por el lenguaje; otras personas escriben sobre ellos o ellas como consecuencia de la gran impronta que dejó su SER en una sociedad por sus ACTOS o PALABRAS . Dice: "Hombres", "sangre", "historia", "TODO se convierte en palabras"... Todo lo que se ha destruido o lo que ya no está se legitima por el lenguaje, aunque en este caso sólo se ejemplifique el lenguaje verbal.
Sobre el lenguaje en general, Aristóteles dijo que el ser humano está dotado de lenguaje; el hombre piensa y habla, eso es lo que lo diferencia de los demás animales. Y Sócrates (por la vía de Platón) dijo "El lenguaje como espejo de la realidad". Pero esa palabra clave que es "espejo" se interpreta de múltiples maneras, sin embargo, el espejo no es necesariamente FIDELIDAD de lo que refleja (la realidad), aunque casi, creo que es como me dice Gutiérrez Cham sobre las descripciones de los acontecimientos como "una producción", es decir, algo hecho en base a un modelo de realidad.
Quizá con los recuerdos pasa lo mismo, porque los recuerdos no dejan de ser consecuencia de percepciones particulares; ¿Los recuerdos son producciones o contrucciones de realidad pasada? Si los recuerdos son subjetivos, es decir, de un sujeto con determinada ideología e idiosincrasia, entonces ¿Qué pasa con el recuerdo colectivo?
Para colmo de mi desorden de ideas, me encuentro con el complejo Heiddegger y me dice, cuando lo leía, una frase que resume todo en:
"EL SER ES LENGUAJE"
Hoy ya es muy tarde, me está llegando esa sensación de comenzar a enloquecer. Es tiempo de interrumpir mis inevitables reflexiones caóticas y aterrizar en "la realidad", esa cosa que ya tampoco sé que es y que viene propuesta en los periódicos, manifestada en la calles y estudiada en las aulas.
*Inés Villarreal
Antes que nada muchas felicidades por iniciar un blog, que no es fácil pero es un ejercicio muy útil, sobre todo en el caso de los letreros como tú.
ResponderEliminarFijate que sí, los psicólogos de pronto hablamos de "lengualizar a la existencia" en el sentido de que cuando yo no hablo, no digo algo, simplemente no existe. Cuando declaro un hecho, un sentir, una percepción, los hago míos, y a partir de ese momento existen, hasta que los dejo de nombrar.
Y yo entiendo perfectamente esa necesidad de trascendencia, de constancia. Tú sabes de mi proyecto poético, el que no me gustaría publicar en estos medios, sobre todo porque va encaminado a una sola persona.
Algo que a mi me pasó fue que de pronto desperté un día sin infancia. Desperté siendo yo desde siempre, y a partir de ese día empecé a cambiar.
Es interesante que yo pueda diferenciar la realidad de los sueños, y más aún de la locura, por ese sentido de constancia, de persistencia, de la linealidad de mis días, a que hay un antes y un después.
Por eso es que sin memoria no soy yo. Cierto es que la memoria no sólo es lingüística, pero a mi modo de ver, las palabras me ayudan a comprender, a clarificar o a hacer explícitas las imágenes en el mundo, en mi cuerpo, o en mi cabeza.
Y qué importante decir las cosas. Me viene a la mente la frase de "el primer paso para solucionar un problema es reconocer que lo tengo". Para mi esto aplica desde un "hola soy fulano y soy alcohólico" hasta el control de los medios y la opinión pública durante las dictaduras, donde decir las cosas se llama denunciar. Y donde el opresor despersonaliza al subversivo quitándole su sentido de la realidad.
Me parece muy interesante cuando hablas del espejo de la realidad, ya que la memoria no reproduce, sino que construye. A veces me gustaría poder separar los hechos reales de mis percepciones subjetivas, y luego no, porque es mi interpretación la que le da significado a la realidad para hacerla mía.
Hay un supuesto en la Programación Neurolingüística que dice "el mapa no es el territorio" precisamente para referirse a este desfase entre la realidad y la representación que tengo de ella.
Es aquí donde puedo recurrir a lo social, a lo colectivo, a los testigos. Cuando tengo duda de algo, voy y pregunto a alguien más para comparar, contrastar, verificar mi versión de los hechos, comprobar si estoy en lo cierto o me equivoco.
Cuando una persona en terapia no sale de una sola interpretación, la propia, el terapeuta pregunta cómo lo explicaría el otro implicado, y además, cómo explicaría un tercero, un observador externo. Esto para ayudar a construir una visión más completa del problema.
Híjole, y luego la trascendencia. Cuando alguien se muere, prefiero decir sus cosas buenas, por respeto a su recuerdo. Automáticamente desaparecen sus defectos y malas obras. En el fondo, espero que alguien haga lo mismo por mi cuando yo muera.
Qué irrespetuoso es entonces decir la verdad, o la verdad completa. Cada quien escoge el recuerdo que quiera tener de una persona, aunque reserve su comentario para una ocasión menos incómoda.
Me despido hermana mía, ya tendremos la oportunidad de encontrarnos y compartir recuerdos, ¿quién era yo antes de encontrarte?
Esta es una entrada de la Sra. Alejandra Villarreal de Huejuquilla El Alto, quien nos pide que sea anónima...
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